El sistema nervioso

Descubre cómo apoyamos tu sistema nervioso con un enfoque integral

El Centro de Control Principal

5 cosas que no sabías sobre el sistema nervioso

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Es la red eléctrica y el centro de mando de tu cuerpo

Tu sistema nervioso lo controla todo: desde los latidos del corazón hasta la digestión, el movimiento, la respuesta inmunitaria e incluso las emociones. Todo está conectado a través del cerebro, la médula espinal y los nervios. No se trata solo de reflejos o dolor: es el gran coordinador de todo tu organismo.

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No siempre avisa… hasta que ya es tarde

A diferencia de un hueso roto o un músculo distendido, las disfunciones nerviosas suelen aparecer de forma silenciosa. Puedes notar fatiga, niebla mental, problemas digestivos o mal sueño mucho antes de sentir “dolor nervioso”. Por eso es tan importante cuidar del sistema nervioso de forma preventiva. Esperar a tener síntomas puede significar que el problema ya está avanzado.

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Salud de la columna = salud del sistema nervioso

La médula espinal es literalmente la autopista de comunicación del cerebro. Las desalineaciones en la columna (subluxaciones) pueden generar tensión o interferencias en el flujo nervioso, afectando el funcionamiento de los sistemas que esos nervios controlan. El cuidado quiropráctico ayuda a mantener esa comunicación clara y eficiente.

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El estrés modifica físicamente tu sistema nervioso

El estrés crónico no solo te hace sentir tenso, también cambia cómo funciona tu sistema nervioso. Puede mantener tu cuerpo en modo constante de “lucha o huida”, alterando las hormonas, la digestión, la inmunidad e incluso la postura. Los ajustes y el cuidado enfocado en el sistema nervioso pueden ayudarte a volver a un estado más equilibrado, tranquilo y reparador.

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Es uno de los pocos sistemas que no se puede reemplazar

Puedes recibir implantes dentales, una prótesis de cadera o incluso un trasplante de corazón—pero no puedes cambiar tu sistema nervioso. Por eso es tan importante cuidarlo durante toda la vida. Ajustes suaves, buena postura, movimiento, hidratación, nutrición y descanso son claves para apoyar este sistema vital e irreemplazable.

Sistema Nervioso Autónomo – Conoce los dos “modos” en los que opera tu cuerpo

Sistema Nervioso Simpático – “Lucha o huida”

Este es el modo de supervivencia del cuerpo. Se activa ante el estrés, la urgencia o una percepción de peligro. El organismo redirige sus recursos hacia la acción inmediata—no hacia la sanación.
Permite correr rápido, reaccionar con agilidad, luchar o huir, y detectar amenazas de forma eficiente. La sangre se dirige a los grandes grupos musculares, las pupilas se dilatan y funciones no esenciales en ese momento, como la digestión, la reproducción o la recuperación, se detienen temporalmente.

Sistema Nervioso Parasimpático – “Descansar y digerir”

Este es el modo de reparación y sanación del cuerpo. Se activa cuando estás en calma, a salvo y en fase de recuperación. El ritmo cardíaco disminuye, la digestión mejora y el cuerpo se enfoca en reparar tejidos, regenerarse y mantener el equilibrio interno.
Favorece el descanso profundo, la restauración de energía y una mejor capacidad de aprendizaje. La sangre fluye hacia los órganos internos y los músculos no esenciales se relajan. Aquí es donde ocurre la homeostasis: el estado natural de equilibrio del cuerpo.

Frecuencia cardíaca y presión arterial elevadas
Pupilas dilatadas
Respiración rápida y superficial
Músculos tensos, mandíbula/puños apretados
Digestión lenta
Cortisol y adrenalina altos
Hormonas sexuales suprimidas (GnRH, LH, FSH)
Hormonas tiroideas y de crecimiento bajas (T3, T4, GH)
Sueño ligero e interrumpido
Pensamientos acelerados, hipervigilancia
Memoria y concentración reducidas
Flujo sanguíneo dirigido a los músculos

Frecuencia cardíaca y presión arterial bajas
Respiración profunda y abdominal
Mejor digestión y absorción
Músculos relajados
Niveles hormonales equilibrados
Hormonas sexuales funcionando óptimamente
Metabolismo activo y reparación tisular
Cortisol y hormonas del estrés bajos
Sueño profundo y reparador (REM y ondas lentas)
Claridad mental y buena memoria
Estado de ánimo y emociones en calma
Flujo sanguíneo hacia los órganos para sanar

Necesitas ambos sistemas, pero no estás diseñado para vivir constantemente en modo “lucha o huida”. El estrés crónico, el mal descanso y las desalineaciones de la columna pueden mantener al cuerpo atrapado en un estado de hiperactividad simpática, dificultando la sanación, la digestión y el bienestar general. Los ajustes quiroprácticos y el cuidado enfocado en el sistema nervioso ayudan a devolver el equilibrio, apoyando al sistema parasimpático para que puedas pasar a un estado de calma, descanso y reparación.

¿Qué edad tiene tu columna?

Puede que tengas 25 años y una columna que se comporta como la de alguien del doble de tu edad. O tal vez tengas 70 y una columna que todavía se mueve y funciona como si estuviera en su mejor momento. La verdad es que la columna no envejece solo por el calendario. Envejece según cómo la has usado, movido, cuidado… o descuidado.

Piénsalo así: imagina tus dientes. La mayoría de las personas sabe que cepillarse, usar hilo dental y acudir al dentista con regularidad ayuda a prevenir caries, enfermedades de las encías y pérdida dental. Si te saltaras todo eso hasta los 30, probablemente te enfrentarías a empastes, endodoncias o implantes mucho antes de lo esperado. En cambio, hay personas de más de 90 años que aún conservan todos sus dientes, simplemente porque los cuidaron cada día.

La misma lógica se aplica a tu columna. Es una estructura diseñada para moverse, sostener y adaptarse, pero solo si la mantienes. La columna protege el sistema nervioso central. Cuando está desalineada, bajo estrés prolongado o afectada por el desgaste sin el apoyo adecuado, puede generar más que simples molestias. Con el tiempo, esto puede derivar en dolor crónico, problemas de movilidad, interferencias nerviosas e incluso daños permanentes. Lesiones discales, artrosis espinal y disfunciones neurológicas son  consecuencias comunes del descuido, especialmente cuando los problemas se ignoran durante años.

Lo importante es entender que la salud espinal es preventiva, no solo reactiva. No esperas a que se te caigan los dientes para empezar a cepillarlos, entonces ¿por qué esperar al dolor o a la degeneración para cuidar tu columna? El cuidado quiropráctico regular, el movimiento, la conciencia postural y la intervención temprana son claves para mantener tu columna joven y funcional, sin importar tu edad.

Así que hazte la pregunta: ¿qué edad tiene realmente tu columna, y estás haciendo lo suficiente para cuidarla antes de que sea tarde?